El Viaje del Fin del Mundo



Madrid, Viernes 21-12-12                            Edu    -   Cabrera
     Bea    -    Mariana


Hoy es el día del fin del mundo según los mayas, y nosotros nos dirigimos a Valladolid, ya que entregar nuestra memoria de prácticas del curso de monitor es la única forma de salvar el mundo de la destrucción. Cosas que pasan.

La noche anterior fue la vigilia de Navidad con los chavales, y como hay que darlo todo,  Edu ha dormido 3 horas, Bea 4, Cabrera ha dormido decentemente, y Mariana…. bueno, digamos que la llevamos drogada en la parte de atrás del coche; ya que no ha dormido NADA.

Antes de ir a Valladolid tenemos que pasar por Somosaguas para imprimir las memorias, porque el resto de sitios para imprimir se han quedado sin folios debido a los saqueos. Tras un rato largo, conseguimos que se impriman a color y con todas las imágenes. Al salir, nos damos cuenta de que se ha corrido la voz de que en hemos conseguido impresos frescos, y tenemos que huir rápidamente de los saqueadores de folios.

En el camino, nadie duerme; es de débiles. Edu nos taladra los oídos con sus canciones de gente que tiende y novias gordas. Atravesamos bancos de niebla, pero como vamos con prisa, no podemos ir por puertos de montaña. Hoy no podemos evitar las autopistas, el futuro de La Tierra depende de nosotros.

Los kilómetros pasan, y nos acercamos a nuestro destino, pero de repente, ocurre lo peor:
  - “Edu, me meo”. 
Bea es de vejiga débil, y no se si aguantará todo el viaje. Rezo por ella, y pido a su dios que le de fuerza, sobre todo para su esfínter.

Mis plegarias son escuchadas, y llegamos a Valladolid con Bea entre nosotros, y directos a plastilina, no hay tiempo para más.

Por fin encontramos la escuela de Plastilina a media hora de su cierre. Ya casi somos monitores titulados. Creo que hemos salvado el mundo, pero no lo sabremos hasta mañana. Lo único seguro es que Bea ha encontrado lo que llevaba deseando tanto tiempo, un WC.

Vamos a pasar la noche en un lugar seguro, con los menesianos. Si el mundo se acaba, ellos sabrán que hacer.

Nos aprovisionamos en el Mercadona, donde cómo no, dejamos a Bea fuera del coche. Al final Edu tiene que ir a buscarla.


Ya esta, solo hay que llegar a donde los hermanos, y parece que llegamos a tiempo, pero el lado oscuro de la ciudad nos llama con su cálida voz. Al rato nos damos cuenta de que la ciudad nos esta guiando por el mal camino continuamente, llevándonos por cuestas y calles que no van a ningún sitio, pero encontramos algo que nos indica hacia donde ir, nuestra estrella: El luminoso del Carrefour.
 
Tardamos como media hora en encontrar la casa de los hermanos. Valladolid es una ciudad nada geométrica y toda igual. Nuestra estrella es el cartel luminoso del Carrefour.


Valladolid, Sábado 22-12-12            Edu   -   Cabrera
                                                          Bea    -   Mariana

Al amanecer, todos nos esperábamos un mundo ardiendo, con lluvia de meteoritos y tal, de la que nos habíamos salvado por estar en casa de los hermanos, protegidos por la Capa de santidad.

Pero nada de eso, fuera todo sigue igual, habíamos conseguido entregar la memoria a tiempo y salvar el mundo. O los mayas habían hecho las cuentas sin llevadas, y se habían equivocado.

Despues de descansar, desayunar y despedirnos de los hermanos, salimos hacia sin un objetivo claro, más allá de una panadería que nos habia indicado un Hno y algún sitio para comprar aceite.

Edu se ha acordado del antojo que tuvo ayer de huevos rotos con patatas y torreznos. Al final compramos sólo los torreznos; y de paso, vamos a la antigua escuela de Plastilina para tocar el timbre (es adictivo). Lo tocamos y salimos corriendo (Estamos mu locos, un día tanto desenfreno nos pasará factura).

Volvemos a dejar a Bea fuera del coche. Se intenta subir en marcha, pero como es una torpe, lo hace con la pierna contraria, y acaba con medio cuerpo arrastrándose por la carretera y en el suelo del coche en vez del asiento.

Nos dirigimos a Villacutre por la carretera de Olmedo. Yo apuesto a que nos perdemos en un todoterreno que huele a Torreznos.
“Sube la música!!”




 “ Este no es el camino que te ha dicho Natxo, no nos engañes”

Nos desviamos por unos cultivos del camino que nos ha dicho Natxo. Paramos en un pinar, y Cabrera se sube en el capó del coche. Va acojonado con una barra de fuet entre los dientes.




 "A ver adónde llegamos de pinar en pinar"

Nos comemos el fuet a mordiscos, pero Bea parece que no tiene mucha idea.




De repente….. ¡oh!, ¡un pino tirado en medio del camino apareció! Dejamos a cabrera haciendo de Hulk sujetando el árbol  mientras pasamos con el coche, porque no hay manera de partirlo. Por descontado, no sabemos dónde estamos”


“Mira, hemos llegado a Segovia sin pisar una carretera”
“Hay que decirle a Natxo que la próxima vez nos indique mejor, que hay que ver por qué caminos nos manda”


Todos amamos a Edu por el coche que lleva. Mariana va a volverse loca como nos pongan otra canción “de las de tender” con una melodía del Mago de Oz.

“(M)-Ay, no he visto el cartel, ¿qué ponía?
(E)-Cantarejo a la derecha.
(M)- Vale, gira.
(B)-Mariana…¿.seguro que es por este camino de tierra?
(E) -Es que igual no ponía Cantarejo”


Pues volvemos a estar en un camino de tierra entre pinos, hacia no se sabe muy bien dónde. Este al menos está semiasfaltado, y tiene huellas de  coche y no de tractor.

“Edu, me meo.” Si, otra vez

Cabrera ha adquirido el papel de DJ del coche.

“¿Queréis reíros?” no tenemos demasiada gasolina”

Tenemos una mosca cojonera de mascota dentro del coche. Es adorable.

Increíblemente hemos aparecido en un pueblo, Lastras de Cuéllar. Ya sabemos dónde estamos. Hemos encontrado otra señal que pone Cantalejo, pero por supuesto, nos hemos vuelto a meter por un sendero en dirección contraria.
 


Un tramo de arena nos impide seguir. Nos hundimos, así que decidimos dar la vuelta. Eso si la arena nos permite salir de aquí. Tras diez intentos hemos conseguido salir de ahí. Algo huele a quemado…. Edu dice que es olor a goma quemada.

Ya son las 15.30 y no tiene pinta de que vayamos a llegar pronto a Aldehuelas. De momento no hay hambre gracias a los fritos y torreznos. Dentro de poco nos comeremos unos a otros.

 Estamos en un pueblo abandonado, donde una pierna de Bea decide que tiene sueño.

 Paramos a hacernos fotos y pis. En algún momento llegaremos a Villacutre. No tiene mayúscula por ser un sitio con dignidad, sino por ser nombre propio, que es muy distinto.


Hemos vuelto a parar en el río Duratón.  No hemos conseguido que Edu se cayese.
 Pero tenemos un montón de fotos bonitas. Cuando Edu acabe de secarse los pies, partiremos de nuevo. No hemos parado de comer en todo el viaje.
 
“Bueno qué, ¿adónde queréis que vayamos ahora?”

Ya vemos Villacutre a lo lejos. Mariana dice que hay un ataaajooo…. Nos volvemos a perder otra vez fijo.

“Cómo mola Villaseca, tiene el bar fuera del pueblo”


Acabamos de atravesar tal charco que hemos tenido que limpiar el agua con los limpiaparabrisas. Tremendo, parece como en el parque de atracciones.

Por fin llegamos a Villacutre, ahora nos queda comer, merendar, cenar, y también  perder sábanas y pantalones iluminados como en un puticlub. Pero todo eso pasó fuera del coche.




Villacutre, Domingo 23-12-12         Edu    -    Cabrera
                                                         Bea    -    Mariana

Durante todo el día hemos estado comiendo y haciendo comida. Hemos intentado hacer móviles de chocolate, pero no nos ha salido como esperábamos.

 Tambien hemos hecho huevos fritos con patatas. MUCHOS huevos fritos con patatas. 



Salimos de Villacutre a eso de las 19.15, Por supuesto, ya es noche cerrada. Como lo de ir por carreteras convencionales es de débiles, decidimos volver a casa por puertos montañosos; aunque Mariana indica a Edu hasta llegar a la A-1.

En cuanto podemos, nos salimos al puerto de Lozoya. La niña de la curva se nos va a aparecer en cualquier momento. Todo son curvas cerradas y carteles en los que pone “peligro de ciervos durante 11km”.

“Acabo de ver un ciervo en el quitamiedos de la izquierda”

Llegamos a un mirador en el que obviamente, no se ve nada(porque sigue siendo de noche). Mientras Bea twittea nuestras hazañas, todos deciden que es divertido hacer como que vemos un ciervo; dar un frenazo y gritar. Taquicárdica perdida, aunque ha resultado muy poco creíble.

“Leube… me dan un susto tus pelos….. Pero no los de tu cabeza, sino los que dejas en tu bufanda. Me rozan y me pongo tonto”

Cuando llegamos a Lozoya, decidimos buscar otro puerto.

El termómetro hace media hora marcaba 4ºC; ahora 1ºC. Cada vez hay más peligro de encontrar hielo en la carretera. Nos la estamos jugando.

“Cero grados!”(mierda…)


“Digo yo…¿los ciervos a estas horas no estarán barriendo sus cuevas preparándose para Nochebuena?”


“¡Mira cuánta gente se ha salido en esta curva!”


“¡Ostia puta, un jabalí!¡mira el guarro!”


Todo el camino dejamos quitamiedos destrozados a nuestros lados. No da ninguna tranquilidad.

“Cada vez que vamos a Villacutre nos cruzamos con algún animal”


Hemos llegado a Miraflores de la Sierra. Bea se ha bajado en una gasolinera para mear, la verdad es que da mucho miedo, pero bueno, era necesario.  Son las 9 y 20, suenan los Hombres G “Hoy no te escaparás”. Evaluación exterior del coche, sacamos los últimos Fritos y galletitas de queso y no sé qué chorradas más, y de vuelta al camino.

“Pero ahora en las gasolineras no venden Buenitos, venden Donetes!!”

Edu se equivoca de sentido.

“Tú eres más de peli y palomitas”

Ya estamos en Madrid. El cuentakilómetros marca 600 km, nos ha costado 3horas volver. El balance final es muy positivo. Acabamos nuestra aventura con el gran Freddy Mercury con “Don’t stop me now”.

“Para terminar, lo mejor sería una chilaba y cachimba”
 


“Sí señor, pedazo de finde”




Bambi (29/04/2012)

 
 EDU                BEA

  CABRERA  MARIANA   ALEX  
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Era una tarde lluviosa, y Alex y Cabrera se empeñaron en que se querían ir de Villacutre.

Llegamos al pueblo del cual se suponía que salía el bus hacia Madrid. Cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos que Alex y Cabrera volvieron a meterse en el coche, diciendo que el autobús iba completo; y que les teníamos que bajar a Madrid. Menos mal que estaba Superverónica en Villacutre con su tarifa de internet, que nos dijo que salía otro bus de Riaza.

Tomamos una carretera larga, sin curvas, con 2 carriles y bosque de encinas a los lados. La carretera estaba mojada por la lluvia y era casi de noche. de repente, un ciervo (con cuernos) se nos atravesó,  casi rozando el coche. No nos dio tiempo ni a asustarnos de lo rápido que fue todo. El conductor reaccionó muy bien al obstáculo; sin frenadas ni volantazos.

Una vez en Riaza, una rumana nos mandó a la estación de ferrocarril abandonada cuando preguntamos por la del autobús. Ésta se encontraba como a 5 km del pueblo; y solamente había un coche. decidimos dar rápidamente la vuelta.

Cuando conseguimos dejar a Alex y Cabrera medio congelándose en la estación; fuimos a buscar la única tienda de todo el pueblo abierta un Domingo por la noche en la que nos vendiesen desayuno para la semana siguiente. Conseguimos palmeras a punto de caducar y leche a 1,40€ el litro.

Volvimos a la gasolinera de la rumana a asustarla un poco, aunque sin que fuese nuestra intención.
A la vuelta a Villacutre, íbamos buscando ciervos hasta encima de las nubes.

La señal de riesgo de ciervos nunca volverá a tener el mismo significado.